Las emociones para mi son energías en movimiento, mensajes de nuestro mundo interior y nos vienen a avisar qué está pasando en nuestra experiencia interna sobre nuestra vida, relaciones, conceptos y visiones en el mundo. En un plano más neutral, podemos decir que son sólo sensaciones que se mueven, frecuencias, energías, algunas más cómodas para nuestro cuerpo, algunas más incómodas. Me gusta esa mirada más neutral, ya que frente a la incomodidad, tendemos a querer reprimir, contraer o no sentir emociones que pueden sentirse más dolorosas, punzantes, abrumantes, quemantes, desagradables, etc. El miedo para mi es una de ellas, siento que está a la base de muchas reacciones inconscientes o impulsivas y es la sensación que más nos conecta automáticamente con la autopreservación. Creo que el miedo está directamente asociado a la sobrevivencia, la posibilidad de muerte, daño, peligro, amenaza, de nuestra integridad, ya sea física, emocional, mental, etc. En ese sentido, se podría decir que el miedo es como un guardián interno que tenemos, nos avisa cuándo es momento de defenderse, de ponerse alerta, de resguardar nuestro espacio, cuerpo, estructura, integridad, ego, ya sea paralizándose, huyendo, luchando o complaciendo y adulando (para mayor profundidad buscar “respuesta al shock”1 freeze, fight, flight, fawn ).
Una de las primeras cosas que necesité hacer con el miedo, es diferenciar cuándo para mi es positivo y cuándo no, cuándo ese guardián me está ayudando en mi vida y cuando se vuelve una limitación, una zona de confort o incluso una prisión. Generalmente he aprendido que se vuelve limitante, cuando no se actualiza mi sensación de “poder”, cuando me doy cuenta que tengo la misma “cantidad” de miedo frente a un estímulo, que tenía en un momento de mi vida cuando tenía “menos poder”, por ejemplo en mi infancia. Poder en este caso lo veo como la habilidad o energía para responder a un estímulo, acontecimiento, persona, etc. La energía y recursos suficientes para poder manejar una situación, interacción, desafío en la vida. Es sentir que ahora “puedo” con algo, que tengo más capacidad para moverme con eso, “hacer frente”, manejar, adquirir, suplir una necesidad, etc. El poder siento también que ha estado a la base de nuestra experiencia terrenal hace milenios, experiencias sobre el poder, por ejemplo cómo tenerlo, ejercerlo, adquirirlo, a veces abusarlo, a veces sentir no tenerlo y tambien la experiencia de darlo a otros, etc. En mi estimación, todos tenemos acceso al poder, no está realmente limitado por quienes somos, sino por las experiencias que álmicamente hemos “decidido” tener en alguna encarnación, incluyendo a la humanidad entera. Por ejemplo, siempre me he preguntado cómo en un planeta que da todo “gratis” para sustentarnos, que tiene “poder” y energía de sobra, incluyendo al sol, al alimento, al refugio, etc. Cómo es que nos hemos organizado de una manera donde algunos no tengan recursos, no les alcance y otros tengan concentrado de más? La única respuesta que encuentro creíble en eso, es porque así nos hemos organizado durante milenios, en base al miedo de no tener suficiente, se han creado superiores-inferiores, carencia-abundancia, poder sobre otros, desequilibrio en el manejo de recursos y energía. Ha habido una lógica, una forma, creencias que lo sustentan, un paradigma entero que llega a este resultado, queramos verlo o no. Si fue así cómo nos hemos organizado, porque creímos que esa era la mejor manera, en base a conflictos, guerras, defensa, ataque y miedo a la supervivencia, entonces para mi, la forma de que emerja otra cosa, o poder organizarnos distinto si así lo deseamos en nuestras vidas, es entrar también a mirar, procesar o liberar nuestros miedos exacerbados. El manejo mediático del miedo como forma de control por ejemplo, nos mantiene en un status quo, las propagandas, y la sensación de “no poder” está íntimamente ligada con nuestra sensación interna de que no puede ser distinto, de que no tengo suficiente poder o que otros si lo tienen, y de la necesidad de tener un orden que nos proteja de un caos latente, de un peligro que la mayoría de las veces es imaginario. Así es como se han sustentado dictaduras, poderes jerárquicos concentrados en un grupo o en una persona, y la idea de amigos y enemigos, del “divide y conquistarás”.
En mi estimación, el miedo entonces es la sensación primaria de este paradigma y si está exacerbado, nos aleja de sintonizarnos con nuestro “verdadero” poder y la energía infinita de la existencia misma. El tema entonces es, cuándo está exacerbado? cuándo no estamos actualizados en nuestro propio poder? cuándo hay algo que se quedó congelado en otro tiempo, en otra etapa de nosotros? Tal vez en algún momento de nuestra existencia, infancia, vida pasada, experiencias de nuestros ancestros que todavía tenemos dentro o presente en nuestro inconsciente colectivo, se vivieron situaciones que generaron ese miedo, vimos otros seres que aparentemente eran “mejores”, más capaces, hemos tenido salvadores y victimarios, experiencias traumáticas, entregamos entonces nuestro poder por miedo, a lo que fuera, pero generalmente he visto que se resume a los miedos básicos de la sobrevivencia, a la soledad, la muerte, daño, tortura, dolor, abandono, castigo, a lo desconocido, a la invasión, al hambre, exclusión, vacío, etc, etc. Lo paradógico es que esas experiencias las hemos vivido igual, tenemos esos recuerdos y para querer evitarlas otra vez, pusimos ahí a ese guardián, el miedo. Pero el miedo exacerbado, puede alejarnos de la decisiones actualmente más alineadas con nuestro ser, de nuestra propia integridad, de nuestra autoestima, de nuestras convicciones, de nuestras capacidades actuales y también latentes. Más allá del contenido entonces, creo que es importante que aprendamos formas de abordar la energía del miedo, de liberar nuestros miedos exacerbados y reemplazarlos por nuestra propia esencia, nuestro propio poder, nuestra energía y amor actualizados. Esa es la mejor manera que he aprendido de abordar el miedo en mi, siento que todo quiere ser visto, reconocido, escuchado, atendido, tenga razón o no la tenga. Dejar entonces que el miedo se exprese, hable, se mueva, para mi es también la forma de liberarlo o transmutarlo si es que fuera adecuado hacerlo, regresarlo a su origen, que se alivie, para que entonces se exprese otra frecuencia en nosotros, para que aparezcan nuevos recursos, para que se actualice nuestro poder y ejercer algo distinto en nuestras vidas. Eso nos permitirá tomar decisiones en base a nuestra esencia, a nuestro amor, en vez de que sea en base a nuestros miedos exacerbados si así lo queremos.
Les dejo entonces un ejercicio que, más allá del contenido de los miedos, utiliza esa lógica para abordarlo energéticamente y que me ha servido en mi proceso personal para que lo prueben: Inelia Benz-Ejercicio para procesar el miedo
De todas maneras, si quisieran profundizar aún más, estoy disponible también para acompañar en sus procesos con todas las herramientas a mi disposición.
*imagen pájaro: unsplash.com
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